Un año sabático es el deleite de todos los estudiantes. Usualmente es un periodo único en la vida para experimentar cosas nuevas y viajar a lugares increíbles. La verdad es que, sin importar a dónde decidas ir, las oportunidades abundan y las aventuras nunca acaban. Esta es la parte divertida, constantemente hay una gran cantidad de eventos emocionantes que mantienen la adrenalina. Así que si tienes miedos o no, alguna de las opciones a seguir te funcionará.
Paracaidismo

El paracaidismo es más que una aventura, se ha convertido en un deporte para muchas personas que buscan divertirse en Australia y Nueva Zelanda. Esta es una oferta que no deberías dejar pasar siempre que puedas manejar la altura y saltar de un avión.
Hay más. Si eres como yo que no le gustan las montañas rusas, vuelos y prácticamente cualquier cosa que involucre la altura, es posible que al principio no te guste la idea del paracaidismo. Para mi esta actividad solo presentó un factor emocionante y lo hice. Además, me gustan los retos, ¿a quién no?
Cuando tuve la oportunidad de lanzarme de un avión a 15.000 pies en el aire en Nueva Zelanda (con Skydive Taupo), acepté el desafío. El clima ese día estuvo perfecto, salió el sol, el cielo estaba despejado y únicamente había algunas nubes. Tan pronto llegué al Dive Centre fui enganchado a un compañero de tándem, Scott, quien fue asombroso. La experiencia fue más agradable con la experticia de Scott quien también me llevó a través del proceso y se aseguró de que estuviera tranquilo en todo momento.
Después de que se aseguraran de que yo hubiera comprendido por completo todo lo que íbamos a hacer, me vestí. El equipo lo conformaba un mono de salto y un arnés. Con unas instrucciones básicas sobre qué hacer abordo, subimos al avión el cual posiblemente era el avión más pequeño que había visto. Diez minutos después del despegue, Scott ajustó el equipo sujetando el arnés de mi mono al suyo. Yo observaba cómo las personas se lanzaban del avión a 12.000 pies, esa parte fue un poco aterradora porque tenía que verlas hacer lo que yo pretendía hacer.
Poco después de esto, llegamos a los famosos 15.000 pies y Scott me movió hacia las puertas. Antes de que pudiera pensar en cambiar de opinión, salimos por la puerta e inicialmente quedamos boca abajo, pero viendo hacia el suelo. La ráfaga de aire era diferente a todo lo que ya conocía y la velocidad era increíble. Mis brazos estaban estirados como alas y podía volar. Nos quedamos en el aire como pájaros y, por supuesto, estaba húmedo; el viento corría por mis oídos y hacía cosas graciosas a mi cara. En general, la caída fue todo lo que la gente decía: estimulante y una gran experiencia.
Alrededor de 65 segundos después de la caída libre, Scott haló un cordón y ¡puf! Estábamos en el cielo. El cordón soltó el paracaídas y gradualmente empezamos a aterrizar. Miré hacia abajo, hacia el lago Taupo, era una gran vista. Cuando finalmente aterrizamos, Scott me preguntó si lo repetiría y lo único que pude hacer fue sonreír tomando un respiro. ¡Claro que sí lo haré! ¡Nueva experiencia, desbloqueada!